HOMBRO CONGELADO
El hombro congelado es una patología que afecta entre el 2% y 4% de la población de entre 40 y 65 años, siendo más frecuente en mujeres que en hombres. Además, se asocia a personas que sufren diabetes.
Esta patología suele cursar con dolor y una pérdida de movilidad en el hombro, tanto activa como pasiva y la causa es idiopática. Son varias las posibles causas que producen esta patología; una de las causas es un dolor que aparece de repente en el hombro, limitando sobre todo la rotación externa de esta articulación. Otra causa sobreviene cuando ha habido un suceso traumático sobre el hombro y como consecuencia del cual, esta articulación se vuelve rígida y dolorosa impidiendo así el movimiento. Es una patología muy limitante, ya que puede afectar en gestos cotidianos del día a día, como vestirse, peinarse o lavarse los dientes.
Podemos encontrar tres fases diferentes de esta patología. En la primera fase, también conocida como la “fase de congelación”, el hombro es muy doloroso y aumenta mucho la rigidez de la articulación. En la segunda fase, el hombro ya está totalmente congelado o inmóvil, donde el dolor disminuye si se está en reposo, pero aparece dolor al movimiento. Por último, la tercera fase sería la fase de “descongelación”, donde el dolor disminuye cuando hay movimiento y la rigidez desaparece.
Otro de los problemas que aparecen en esta patología es la tensión capsular. La capsula es un tejido que recubre la articulación del hombro, manteniendo esta compacta. En cuanto a la capsula posterior, si hay una excesiva tensión se reduce la rotación interna del hombro. Además, al disminuir el movimiento del hombro, disminuye también el ritmo escapular, esto es el movimiento que realiza la escápula sobre el tórax, facilitando los movimientos del hombro.
Por lo tanto, en cuanto a la rehabilitación de esta patología, habría que tratar el hombro, la escapula y la relación que existe entre ambos. Recuperar el movimiento de la escápula realizando movilizaciones en todas las direcciones y flexibilizar la cápsula del hombro para recuperar el movimiento activo y pasivo de la articulación. Además, incluir ejercicios de fuerza y movilidad será indispensable para recuperar la funcionalidad del brazo.
Como siempre, una correcta valoración es indispensable para conocer el origen de la lesión y de esta manera pautar un tratamiento acorde a ello.
BIBLIOGRAFÍA
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